Internacionalizar el aula: conectar los aprendizajes de nuestros estudiantes con el mundo
- Joshua Denegri

- 11 nov
- 6 Min. de lectura

Introducción
En un mundo cada vez más interconectado, la educación superior enfrenta el desafío de formar profesionales con competencias globales capaces de desempeñarse en contextos multiculturales. La internacionalización del aula es una estrategia microcurricular que combina metodologías pedagógicas y tecnología educativa para desarrollar asignaturas en línea en colaboración con colegas y estudiantes internacionales.
Esta estrategia representa una evolución natural de la internacionalización curricular, transformando espacios educativos tradicionales en entornos de aprendizaje global. Democratiza las experiencias internacionales y hace accesible la dimensión global de la educación a todos los estudiantes. Además, supera limitaciones geográficas, económicas y temporales que restringen la movilidad física internacional, ofreciendo oportunidades equitativas para desarrollar competencias interculturales y perspectivas globales.
La internacionalización del aula enriquece la experiencia educativa mediante diversas modalidades—desde la participación puntual de docentes internacionales hasta proyectos colaborativos complejos entre estudiantes de diferentes países. Este enfoque incorpora perspectivas diversas, implementa metodologías innovadoras y fortalece redes de cooperación académica internacional.
Tipos de internacionalización del aula
La internacionalización del aula requiere del docente disposición y compromiso para establecer y mantener conexiones con colegas de otros países y contextos culturales. Esta disposición a colaborar más allá de las fronteras nacionales y salir de la zona de confort constituye la base fundamental para implementar cualquier modalidad de internacionalización efectiva en el entorno educativo.
La internacionalización en el aula permite debatir, interactuar e intercambiar opiniones sobre los temas que los docentes hayan propuesto, considerando las diferencias culturales. Además, sirve como canal para fortalecer competencias interculturales, redes internacionales y aprendizaje global, tanto en docentes como en estudiantes.
El docente asume un rol de puente cultural e institucional, siendo responsable de identificar contrapartes internacionales compatibles, acordar contenidos y metodologías compartidas, y gestionar las complejidades logísticas de la colaboración transfronteriza. Este compromiso debe manifestarse no solo en la voluntad de incorporar perspectivas globales, sino también en la dedicación de tiempo y esfuerzo para desarrollar y mantener relaciones profesionales internacionales significativas. Las estrategias de internacionalización en el aula pueden diferenciarse principalmente por tres variables clave:
Número de participantes: Las actividades pueden variar desde interacciones limitadas (un docente local con un experto internacional) hasta colaboraciones complejas que involucran múltiples docentes y grupos numerosos de estudiantes de diversos países. A mayor número de participantes, se incrementa la riqueza de perspectivas, pero también la complejidad en la coordinación y gestión de las interacciones.
Duración: Las experiencias pueden extenderse desde intervenciones puntuales (una sola sesión) hasta colaboraciones sostenidas que abarcan semanas o incluso meses. La duración influye directamente en la profundidad del intercambio cultural, el desarrollo de relaciones significativas entre participantes y el impacto en las competencias interculturales adquiridas.
Alcance: Las actividades pueden abarcar desde sesiones compartidas puntuales con objetivos específicos hasta proyectos más robustos que incluyen investigación colaborativa, creación de productos académicos conjuntos o resolución de problemas reales en contextos internacionales. El alcance determina tanto la profundidad del aprendizaje y el desarrollo de competencias profesionales globales como el nivel de inmersión intercultural que experimentan los estudiantes, permitiéndoles desarrollar sensibilidad hacia diferentes perspectivas culturales, habilidades de comunicación transcultural y capacidad para navegar eficazmente en entornos multiculturales.
Esta clasificación basada en participantes, duración y alcance permite desarrollar un espectro de posibilidades de internacionalización adaptables a diferentes contextos educativos, recursos disponibles y objetivos formativos específicos. Las instituciones y docentes pueden así seleccionar el modelo más apropiado según sus capacidades y necesidades particulares, avanzando gradualmente hacia modalidades más complejas conforme desarrollan su experiencia en internacionalización.
Para ejemplificar cómo dimensionar el tipo de modalidad, propongo trazar dos ejes (ver imagen): el eje X representa "tiempo/complejidad", indicando que al avanzar hacia la derecha, las modalidades de internacionalización requieren mayor tiempo de implementación y presentan mayor complejidad organizativa y pedagógica. El eje Y representa "interacción internacional/intercultural", mostrando que al ascender en el gráfico, se intensifica el nivel de intercambio cultural, colaboración y conexión entre participantes de diferentes contextos internacionales. Este esquema ilustra cómo una mayor inversión de tiempo y complejidad organizativa produce una experiencia de aprendizaje intercultural más rica y transformadora para todos los participantes.
Con base en este plano con dos ejes, se pueden plantear diferentes modalidades de internacionalización del aula, cada una con características distintivas en términos de duración, organización y profundidad de interacción intercultural. Para ilustrar, propongo tres tipos de modalidades:
El nivel básico corresponde a la participación de un docente internacional invitado. Esta modalidad, ubicada en la parte inferior izquierda del esquema, consiste en la incorporación virtual de un académico extranjero para una única sesión dedicada a una charla especializada o debate temático. Su implementación requiere mínimo tiempo de preparación y presenta baja complejidad organizativa, generando un primer acercamiento a la interacción intercultural para los estudiantes.
En el nivel intermedio encontramos la docencia compartida, ubicada en la zona central del esquema. Esta modalidad implica cooperación entre docentes de diferentes países para diseñar y desarrollar conjuntamente componentes específicos de una asignatura. Su implementación abarca entre 2 y 5 sesiones, demandando mayor coordinación y planificación colaborativa, lo que permite alcanzar un nivel medio de interacción y aprendizaje intercultural. En este nivel se encontraría la clase espejo, actividad en la que, de manera digital, profesores y estudiantes de dos o más instituciones comparten de manera sincrónica o asincrónica varias sesiones de una asignatura.
El nivel avanzado constituye el aprendizaje colaborativo internacional, posicionado en la parte superior derecha como la expresión más completa de internacionalización del aula. En este formato, además de la colaboración entre docentes, se fomenta activamente la interacción directa entre estudiantes de distintos países mediante proyectos conjuntos. Su desarrollo requiere periodos prolongados (1-5 meses) y una planificación más compleja, pero proporciona el nivel más profundo de interacción internacional e intercultural, generando competencias globales significativas. En esta modalidad está el Collaborative Online International Learning (COIL), metodología que aprovecha las herramientas digitales para ofrecer un aprendizaje global impartiendo un curso o módulo de manera simultánea con un colega internacional, promoviendo el trabajo en equipo y colaborativo entre los estudiantes.
Consideraciones para diseñar una actividad de internacionalización del aula:
En las siguientes líneas comparto algunas consideraciones para diseñar actividades de internacionalización del aula efectivas, basadas en mi experiencia:
Selección de la modalidad adecuada: Antes de iniciar, debemos reflexionar sobre qué tipo de internacionalización implementaremos. Analicemos cuidadosamente la naturaleza de nuestra asignatura, las temáticas que abordamos, el momento en el plan de estudios y, primordialmente, las necesidades formativas de nuestros estudiantes.
Coordinación efectiva con pares internacionales: Es indispensable establecer reuniones de trabajo periódicas con nuestros colegas de otras instituciones para alinear objetivos académicos, acordar metodologías y definir resultados de aprendizaje esperados. Esta colaboración horizontal enriquecerá significativamente la calidad de nuestra propuesta educativa.
Adaptación del microcurrículo: Necesitaremos ajustar nuestros contenidos para incorporar perspectivas internacionales y promover habilidades interculturales. Esto implica actualizar bibliografía, incluir estudios de caso diversos y representar entornos culturales y profesionales variados.
Transformación de los sistemas evaluativos: Nuestros métodos de evaluación deben evolucionar para captar adecuadamente el desarrollo de competencias interculturales, habilidades globales y la capacidad de análisis comparativo entre contextos.
Orientación clara a estudiantes: Dediquemos tiempo a explicar el propósito educativo de esta experiencia, sus beneficios formativos y profesionales. Proporcionemos directrices específicas sobre la experiencia internacional, incluyendo contextualización cultural y pautas para una interacción constructiva.
Gestión estratégica de horarios: Abordemos las diferencias horarias con creatividad, diseñando agendas flexibles y contemplando alternativas asincrónicas cuando sea necesario para facilitar la participación de todos los involucrados.
Selección y uso apropiado de tecnologías: Identifiquemos plataformas que realmente potencien la comunicación sincrónica y asincrónica, faciliten el trabajo colaborativo internacional y permitan un intercambio fluido de materiales. Asegurémonos de que todos los participantes estén adecuadamente capacitados en su uso.
Estas iniciativas, aunque demandan dedicación adicional, representan oportunidades invaluables para enriquecer nuestra práctica docente y ofrecer a nuestros estudiantes experiencias formativas internacionales sin necesidad de movilidad física.
Pilares para la internacionalización del aula
La internacionalización del aula representa una apuesta del docente por la innovación educativa y su compromiso con la transformación de la experiencia educativa. Les comparto cuatro pilares que deben considerarse para garantizar su efectividad y significado pedagógico:
El enfoque centrado en el estudiante constituye la esencia misma de esta metodología. Al priorizar el aprendizaje autónomo y la colaboración entre pares de diversos contextos culturales, se cultiva un entorno donde cada participante desarrolla competencias internacionales e interculturales desde su propia agencia educativa. Este enfoque reconoce al estudiante como protagonista activo de su formación internacional.
La internacionalización del aula se configura como un escenario privilegiado para la innovación curricular y pedagógica. Al confrontar perspectivas diversas y metodologías variadas, docentes y estudiantes se ven impulsados a repensar paradigmas educativos tradicionales, generando prácticas innovadoras que responden a los desafíos de un mundo interconectado.
La internacionalización no debe constituir una actividad aislada, sino una metodología plenamente integrada en el currículo y en los resultados de aprendizaje esperados. Esto garantiza que las experiencias internacionales contribuyan directamente a los objetivos formativos del programa académico, aportando valor real al perfil profesional del estudiante.
El uso multimodal de las TIC para la colaboración en línea representa el soporte tecnológico indispensable que hace viable esta estrategia. Las herramientas digitales trascienden su rol instrumental para convertirse en puentes interculturales que facilitan el diálogo, la cooperación y la construcción colectiva de conocimiento entre estudiantes de diferentes latitudes.
Estos cuatro elementos interrelacionados constituyen la base sobre la cual se pueden construir experiencias significativas de internacionalización en el aula. Su implementación coordinada y contextualizada permite democratizar el acceso a experiencias internacionales, enriqueciendo la formación profesional con perspectivas globales y competencias interculturales esenciales para los desafíos contemporáneos.




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